Pepper, el simpático robot humanoide de SoftBank que vio la luz en 2014, con grandes expectativas y que poco a poco se fueron disipando. Diseñado para interactuar con las personas de manera natural, capaz de «leer» emociones y participar en actividades tanto en el hogar como en espacios públicos. A lo largo de los años, Pepper estuvo presente en eventos destacados (como en la edición 2019 de FITUR) y tuvo múltiples aplicaciones, desde recepcionista en oficinas hasta asistente en instituciones educativas. De hecho, pude verlo en persona en uno de los espectáculos del ilusionista Jorge Blass, «Invención«, aunque allí se llamaba Andy.
A pesar de sus innovadoras características, Pepper no alcanzó el éxito comercial esperado. En gran parte debido a su elevado coste, 20.000 euros, aunque con posibilidad de alquilarlo, tenía gastos adicionales como una suscripción mensual. Esta situación contribuyó a la decisión de SoftBank en 2021 de pausar indefinidamente la producción, una medida acompañada por una reestructuración de su negocio robótico en París.
Si bien SoftBank no ha descartado totalmente la posibilidad de reactivar la producción si surge suficiente demanda, los años van pasando y la falta de noticias continua. Durante este tiempo además se han enfrentado a acusaciones de todo tipo, como que el robot no cuenta con ningún tipo de Inteligencia Artificial integrada, y sin nadie que lo maneje no sirve para nada. Convirtiéndose es un caro pisapapeles de aproximadamente 1 metro y 20 centímetros de altura.
Estrategia de marketing o no, dejando un lado las dificultades técnicas que presentaba, como la falta de responder rápidamente a órdenes, lo cierto es que supuso un claro ejemplo del potencial de los robots humanoides para transformar la forma en que interactuamos con la tecnología.